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miércoles, 23 de marzo de 2011

Adel Taarabt, bailando en Loftus Road

Os dejo con un buen artículo de neustro amigo Sergio Cortina de 

http://www.diariosdefutbol.com :



“¿Porqué nadie puede parar al siete?” apuntó María, con una precisión tan imprevista como quirúrgica en mitad del Queens Park Rangers-Coventry del pasado enero. María, les aclaro, es mi novia y seguramente la persona en el mundo a la que menos le emociona el fútbol. Como es inteligente no milita en esa legión de recalcitrantes y afectados que echan pestes sobre el asunto de la pelotita en cuanto tienen ocasión pero vaya, que ella siente por estas cosas de la pelotita lo que Peret por las mujeres. Que ni fu ni fa. Sin embargo, encajonada junto a mi en los estrechos asientos de Loftus Road, se conectó mentalmente al resto del campo y le explicó a un loco del fútbol lo que él mismo llevaba advirtiendo desde que el chaval con el siete en la camiseta  tocara la primera pelota. Así de bueno es Adel Taarabt.
En enero estuvimos en Londres y pese a atender religiosamente las obligaciones del turista encontramos tiempo para ir al fútbol. Quince días antes y previa criba basada en motivos tan volátiles como la arquitectura del estadio o el color de las camisetas y otros ciertamente definitivos como el precio del asiento, compramos billetes para ver al Queens Park Rangers. Como imaginarán lo de ir al campo en Inglaterra aunque sea en segunda es una experiencia divertida hasta para el profano. Disfrutamos del paseo hasta el estadio (si van en metro recomiendo apearse en Shepherd’s Bush Market y acercarse al campo entre encamisetados locales y olor a cocina internacional antes que acceder desde la más cercana pero desangelada White City por mucho que quieran echarle un tiento a los estudios de la BBC) del R-Block infectando a todo el campo con sus canciones, abarrotado en Segunda por cierto, y de la atención al aficionado. El envoltorio ya digo fue exquisito pero, parece mentira, lo que sigo recordando es que vi jugar a Taarabt.
Aquel día vimos como el enésimo nuevo Zidane ganaba el partido con dos bellezas (un gol con requiebro y chut académico a la red y un regalo con el exterior para servir en bandeja el 2-1 definitivo) pero hubiéramos disfrutado de un espectáculo similar en cualquier partido al que hubiésemos decidido asistir con el siete de por medio. Su entrenador, Neil Warnock, afirma que es el futbolista más talentoso con el que ha trabajado en treinta años y que tiene la misma calidad que Rodney Marsh, quizá el mejor en haber vestido la camiseta rayada. Y no es ninguna bravuconada. Hay tipos que necesitan de una vida para construir un vídeo apañadito y a Taarabt le basta con media hora. Se acomoda en el campo bailando entre el resto con la suficiencia del que se sabe el mejor del campeonato. Y así, aliñando con quiebros y bailes sus quince goles y quince pases de gol, se ha embolsado con 21 años el premio al mejor jugador del campeonato. Lo sabía el Tottenham, hasta los profanos se dan cuenta y en breve, el año que viene disputará Premier, lo sabrá toda Europa.


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